Cruzaba los pasillos del hospital apretando con
fuerza la mano de Matt y seguida de todos los demás, a cada puerta que superábamos
mi nerviosismo aumentaba. Imágenes se iban sucediendo en mi mente, recreaciones
inventadas por mi subconsciente referentes al accidente.
Matt me cogía con fuerza y me apretaba contra
él, como si quisiese así protegerme del dolor que podía haberme causado la
situación o el estado en el que nos fuésemos a encontrar a Zacky. Nos quedamos
quietos todos delante de la habitación de éste, ninguno se atrevía a pasar.
No estaba segura de si sería capaz de volver a
hablar con él. Desde el momento en que me enteré del accidente había temido
perderlo. La sensación de angustia continua me asfixiaba más y más a cada
minuto transcurrido. Las preguntas se amontonaban en mi cabeza creando la
sensación de que me iba a estallar. Me culpaba, y seguía convencida de que así
era, no había más: la culpable era yo. Sin duda, esta fuerte preocupación
dejaba al descubierto intensos sentimientos hacia Zacky. No conseguía superar
lo nuestro, si es que realmente existió algo nuestro.
Me solté de la mano de Matt, abrí la puerta de
la habitación y corrí hasta el lugar en que descansaba Zacky. A mis ojos
acudieron las lágrimas, que llevaban contenidas dentro de mí largo tiempo,
éstas finalmente se deslizaron por mis pálidas mejillas al observar los
maravillosos ojos de Zacky entreabiertos, clavados en los míos.
-Princesa...- dijo él casi en un susurro.
El corazón me dio un vuelco al escuchar su voz,
profunda y sexy, dirigiéndose a mí. Sonreí entre lágrimas y me acerqué a él
para abrazarlo. Noté su calor corporal, reconfortante, familiar, ese que tanto
echaba de menos. Éste contrastaba con el frío que desprendían las rudimentarias
sábanas que a su alrededor se hallaban. Posé mi mano en su cara, y lo acaricié
apartándole un rebelde mechón negro que podría molestarle.
Me aparté de su lado, aún sonriéndole, no quería
privar a los demás chicos, que en mi opinión tenían más derecho que yo a estar
con él, de que le brindases a Zacky todo el apoyo, ánimo, tristeza, esperanza,
desilusión, miedo y todas esas sensaciones que sentían o habían sentido. Uno a
uno, se fueron acercando, los abrazos y las frases de cariño se fueron
mostrando inexorablemente y yo, desde la distancia observé cada gesto, oí cada
palabra y archivé en mi disco duro cada imagen, recuerdos imborrables de un
momento único, que había tenido la oportunidad de vivir, y que sin duda, me
atormentaría algún tiempo. Sonreía feliz de que Zacky se hubiese recuperado,
largo rato estuvimos todos junto a nuestro pobre herido hasta que una petición
hizo que todos abandonasen la sala, para que en ella solo quedásemos Zacky yo.
"Dejadnos solos, necesito hablar con
ella." Un silencio incómodo se instaló en la estancia tras éstas palabras.
Miradas de asombro y confusión. Todos los ojos se clavaron en Matt y en mí, nos
observaban a intervalos regulares esperando la aprobación de dicha petición. Finalmente,
tras largos segundos, Matt asintió y se levantó, me miró a los ojos, me sonrió
y besó. Después de esto abandonó la fría y triste habitación seguido por
Johnny, Synyster y Jimmy. Instantes de silencio después de que la puerta se
cerrera, mi mano buscó la de Zacky y se aferró a ésta tras encontrarla.
-He pasado mucho miedo...- sonó mi voz
temblorosa.- Creía que te perdería para siempre...
Noté como él apretaba con más fuerza aún mi
mano.
-Ya
sabes lo que siento yo todo el rato...- soltó él haciendo que sus palabras me hirieran
como mil puñales, por ser ciertas más que por otra cosa.
No encontré palabras para contestar a eso, él
tenía razón, ¿qué podía decir?
- Zacky yo... - Dije a punto de echarme a
llorar.
-Eh, eh… No pasa nada, estoy bien...- dijo Zacky
con lagrimas en los ojos.
Lo abracé nuevamente, haciendo que mi interior ardiese en una
pasión oculta que con tan solo un leve roce estallaba. Poco a poco Zacky fue separándose de mí, me cogió la cara con las dos
manos y me miró a los ojos. No sabía que decir o que hacer, mi mente era un
hervidero de sensaciones y pensamientos, solo podía mirar aquellos preciosos
ojos llenos de lagrimas.-No importa... No debería haberte dicho eso...
Quiero que seas feliz... Yo... Es que… Te quiero y no quiero separarme de ti ¿vale? No puedo
soportar no tenerte… Puede ser egoísta pero… Solo quiero ser feliz de una puta
vez.- Dijo sin apartar la mirada.
A mí me costaba seguir mirándolo a los ojos, me
hería hacerlo, me costaba mucho. Observé sus mejillas húmedas por las lágrimas,
éstas hicieron que el corazón me doliese, que el alma se resquebrajase y que la
sensación de culpa se fortificase.
-Zacky yo... lo siento, todo esto ha sido culpa mía,
nada de esto debería haber pasado... Yo solo quería...
-Shh… Tranquila.- dijo deteniendo mis palabras y
abrazándome una vez más
Tenia miedo de cometer de nuevo ese fatídico
error, el error de estar con dos personas, de no tener claros mis sentimientos,
pero era así, aún no tenía nada claro. Seguía siendo la misma, por mucho que me
quisiese autoconvencer de que había cambiado, pero eso no era más que una sarta
de mentiras que intentaba meter en mi mente, para así asimilarlo y actuar de
una vez por todas como era debido. Aunque no, no funcionaba. ¿Pero qué podía
hacer? La cabeza me decía una cosa y el corazón dos.
-Si no puede ser conmigo… Espero que al menos
tú si consigas ser feliz… Porque…
No pude contenerme ni un segundo más,
interrumpiendo su frase acerqué mis labios a los suyos, dulces, suaves,
sabrosos y deseados, me sentí mal al instante de hacerlo, pero a la vez,
liberada y en paz con una parte de mí, como si mi interior ardiese en dos
mitades y una de ellas hubiese sido sofocada mientras que en la otra el fuego
hubiese sido avivado.
-Lo siento. No he debido he debido hacerlo...-
dije alejándome de él como si tuviese alguna enfermedad contagiosa. -Me voy...-
sentencié saliendo de la habitación.
Maldije mil veces mi actitud de niñata
caprichosa, aunque maldecir de nada sirviese, caminé por el hospital
apesadumbrada y ensimismada hasta que encontré a los chicos que inmediatamente
me preguntaron qué había ocurrido.
-Nada, -mentí- me ha preguntado sobre cómo hemos
estado y poco más... Se le ve apagado...
Matt me rodeó con el brazo y me besó en la
frente.
-Tranquila cariño, se va a poner bien.- Me animó
haciendo que me sintiera una horrorosa persona como realmente me consideraba
que era.
La angustia acudió de nuevo a mí, la había
jodido, sin lugar a dudas así era. Mi actitud merecía castigo, y de una forma u
otra estaba segura que llegaría. Necesitaba irme de allí, de nuevo, sola y
pensaba fríamente en la idea de volver a abandonar todo aquello, quizás esta
vez para siempre.