miércoles, 20 de febrero de 2013

Epílogo

Pongo mi mano sobre la de Matt y meto mis dedos entre los suyos mientras el acaricia mi barriga con la otra mano.
-Me encanta como cuentas las historia, Laura. –Dice Mary-Kate emocionada.
-Lo hago lo mejor que puedo, y lo mejor que lo recuerdo. –Contesto sonriente.
Se escuchan risas y pasos acelerados seguidos de dos pequeñas cabecitas que arrasan con todo, tiran chaquetas y vasos.
-¡Niñas! Estaros tranquilitas. –Ordeno a Scarlet y Diane.
Estas inmediatamente acuden a la protección de su padre, abrazándose a sus piernas.
-Papiiii… Mira lo que nos dice mamiiii… -Lloriquea Scarlet, la mayor y más rubia de las gemelas.
-Scarlet, mamá tiene razón. –Le dice Matt cariñosamente cogiendo a ese pequeño manojo de problemas.
-Mami, cógeme. –Me pide Diane levantando los brazos.
En ese momento Jack aparece, le tira un tirón de la camiseta a Diane y ésta cae al suelo.
-¡Jack! –Exclama Mary-Kate regañando a su hijo.
-No te preocupes Mary, no le ha hecho nada, están jugando. –Lo disculpo yo levantando a Diane del suelo. –Anda niños, iros a jugar.
Los tres obedecen y salen corriendo por todo el restaurante.
-Voy a pagar. –Dice Matt levantándose, y segundos después es seguido por Zacky, Brian, Jimmy y Johnny.
Mientras tanto las chicas nos levantamos y esperamos en la puerta fuera del restaurante.
Unos minutos después ellos aparecen habiendo saldado la deuda, Matt se acerca a mí y me besa la barriga ya con un volumen considerable por el avanzado estado de gestación.
-Jake se apuesto contento al verte, cielo. –Digo sonriente.
-Quiere mucho a su papá. –Contesta él soltando una pequeña risita.
Giro la cabeza y veo a las gemelas cruzando la calle sin mirar. Sin pensármelo dos veces salgo corriendo y las empujo para evitarles un atropello.
Siento el impacto del metal del coche en mi cuerpo. Una enorme fuerza me empuja de espaldas contra el asfalto, escucho gritos y de repente todo se torna negro.


¿FIN?

Capitulo 79

Prolongué el abrazo más de un minuto, y justo antes de separarme de él le susurré al oído un “Gracias por todo” que estaba segura que entendería. Separé mi cuerpo de suyo y le sonreí, segundos después él hizo lo mismo, se apartó y con un gesto de la cabeza señaló hacía la planta de arriba. Entré en la casa solté las maletas en el pasillo y corrí escaleras arriba, aún a toda velocidad llegué a la habitación de Matt que tenía la puerta abierta, me apoyé en el marco de ésta, y lo observé unos instantes sentado en su cama, mirando hacía ninguna parte.
-Hola…- Saludé al ver que no se percataba de mi presencia.
Me miró sobresaltado para luego ir transformando su expresión hasta llegar a una mueca de sorpresa y desconcierto.
-¡NO!- grité al ver que abría la boca para decir algo. –No, no digas nada aún… Es que… Verás… Estoy aquí porque… Daría cualquier cosa por volver a esos momentos, quiero que volvamos a estar juntos, porque… Cuando todo empieza a ir mal… lo único que deseo es volver a tu lado y abrazarte muy fuerte… Quiero volver a esos días donde sólo hacía falta una mirada para hacernos sonreír, donde el tiempo pasaba sin que nos diéramos cuenta y todo lo demás no importaba, sólo nosotros. Y quiero hacer de estos días junto a ti momentos que no pueda olvidar jamás... Tienes esa magia en la mirada que me hace no poder mirar a nadie más, esa magia en los labios que me hace extrañarlos cuando no los puedo besar, esa magia en las manos que al recorrer mi cuerpo me hacen volar... Y es que no hay nada mejor que estar a tu lado... En los malos momentos… Cuando estés triste o sufras te abrazaré, te besaré y haré de tu dolor el mío. Cuando tú lloras, yo lloro, cuando tú sufres, yo sufro… Todo está bien cuando estoy junto a ti… Te necesito, te necesito conmigo… No quiero dejarte ir… Espero que no sea tarde para recuperarte…
El silencio reinó en la habitación durante unos segundos. No sabía qué hacer, no sabía cómo actuar. “Quizás él ya haya encontrado a otro alguien…” Pensé. Entonces, en ese preciso instante, él se levantó de la cama y caminó hasta mi con cara de asombro, se paró justo en frente, mirándome a los ojos, esperó unos instantes y acto seguido sus labios se fundieron en los míos en un apasionado beso que consiguió librarme de toda tensión, nerviosismo, miedo, inseguridad o cualquier otra cosa que hubiera dentro de mí. Solo lo necesitaba a él, solo necesitaba tenerlo a mi lado para que el mundo entero se viese de otro color, para que la vida pareciese menos larga y cuesta arriba.
Al cabo de un rato nos separamos y me sonrió haciendo que su rostro se iluminara. Me abrecé a él apoyando mi cabeza en su pecho, sintiendo el calor que tanto había echado de menos, percibiendo su dulce olor que tanta paz me hacía sentir. 


Estuvimos hablando un rato sobre lo que nos necesitábamos decir y tras esto bajamos para que yo pudiese saludar a los demás.
Al llegar al salón todos se pusieron de pie de un salto y empezaron a corear mi nombre. Una vez había abrazado a todos y había repetido mil veces eso de “Sí, yo también te echaba de menos” reparé en que en la habitación había alguien descocido para mí, una chica.
-Esta es Kurs. –Dijo Brian en cuanto se percató de que la observaba con curiosidad.
Miré a Synyster con los ojos entornados y una sonrisa en la boca.
-Oh, vaya, me gusta para ti Brian.- Me reí y me acerqué a la chica.- Hola, soy Laura, encantada de conocerte.
-Igualmente, un placer.- Contestó ella.
-Controla bien a este hombre, y procura no perderlo, no sabes la maravillosa persona que te llevas.- Le susurré intentado ser amable con Kurs.
Ella me sonrió y asintió, después se acercó a Synyster y lo cogió de la mano. Los miré con ternura y para mis adentros pensé en la estupenda pareja que hacían. Era el tipo de chica de Syn, sin duda alguna: morena, alta, guapa, con pinta de macarra…
Sentí como unos fuertes brazos me rodeaban por la cintura y el corazón me dio un vuelco. Me encantaba que hiciera eso. Me giré sonriente y le di un corto beso a Matt, éste al querer más me miró con carita de pena por lo que yo le di tres cortos besos más. Empecé a reírme al verlo esperando más, entonces, sin previo aviso me giró quedando frente a frente y cortando mi risa, me cogió delicadamente la cara y lentamente me acercó a él para comenzar un nuevo beso cargado de sentimientos.


Los chicos estaban preparándose para salir al escenario, realizando sus habituales rituales pre-concierto, mientras yo charlaba con Kursed, Mary-Kate y Rosa. Los días habían pasado ligeros, dando lugar a los meses, y estos a los años. Yo ya tenía 24, Matt y yo habíamos comprado una casa cercana a la que ahora usábamos como estudio de grabación y en la que mi vida había dado un cambio radical. Zacky había encontrado a una chica, Mary-Kate Cook, y llevaban casados un año. Al fin había encontrado la felicidad con la chica que se merecía. Mary-Kate era guapísima y una excelente de persona, algo más baja que Zacky, de pelo negro azabache y ojos miel, con una sonrisa resplandeciente, dulce, sincera, buena, comprensiva… Ella lo tenía todo y había hecho tremendamente dichoso a Zacky, yo me alegraba muchísimo por ellos. Brian mantenía una relación estable con Kursed, y se les veía bastante bien juntos, Johnny estaba compremetido con Lacey, Rosa, mi querida amiga Rosa, en una visita a California había conocido a los chicos, y bueno, digamos que hizo buenas migas con Jimmy y bueno, simplemente iniciaron una relación apasionada y llena de amor que aún duraba, mientras que yo continuaba mi vida con Matt.
Salieron al escenario, y como cada noche que tenían concierto lo dieron todo. El final había llegado, pero nadie se me movía de su sitio. Kursed, Rosa y Mary-Kate empezaron a reírse y me hicieron levantarme de mi asiento.
-Voy a pedir a alguien muy especial que pase.- Dijo Matt desde el escenario. –Laura, ¿puedes venir por favor?
Me sentí algo confusa, no era muy común que yo saliese al escenario. Rápidamente colocaron un piano en el centro del escenario y yo me acerqué aún sin saber muy bien por qué hasta Matt.
-¿Te gustaría tocar Warmness On the Soul en el piano, cariño?- me dijo él dulcemente.
-Hmm… Sí, ¿por qué no?- Contesté sentándome y colocando mis dedos para empezar a tocar.
Cuando recibí la señal mis dedos comenzaron a deslizarse por las teclas haciendo sonar una melodía que amaba, y que Matt y yo habíamos tocado juntos muchas veces. Su voz sonó segura, confiada, bella, al igual que siempre entonando una letra que significaba mucho para ambos. Me miraba a los ojos en cada estrofa, dedicándomela a mí y únicamente a mí. Me sentía muy afortunada de estar allí, de poder tenerlo a él, de no haberlo perdido…
La canción llegó a su fin y yo me quedé sentada en la banqueta del piano. Matt se me acercó se sacó algo del bolsillo y se arrodilló ante mí, yo abrí mucho los ojos y el cuerpo me empezó a temblar.
-Esto te sorprenderá… -Empezó él. –Al menos eso espero porque eso pretendía… –Se rió. –Llevamos mucho tiempo juntos… Y tengo certeza de que… Te amo. Te amo como no amo a nadie… Te amé desde antes de conocernos, pero aún no lo sabía y… Una vez te vi… Supe que tenía que pasar el resto de mi vida contigo y, bueno, hoy delante de todas estas personas… Querría hacerte una propuesta… Laura Baker, ¿quieres casarte conmigo?
El público empezó a gritar, yo miré a todas partes muy sorprendida. Vi a Rosa, Mary-Kate y Kursed gritándome que dijera que sí desde la otra parte del escenario, dirigí mi vista de nuevo hacía Matt, lo miré directamente a los ojos y emocionada le dije que sí, me puso el anillo y rápidamente se levantó me agarró delicadamente de la cara y me besó. El griterío se hizo aún más ensordecedor, juntos despedimos el concierto y salimos del escenario.


Meses después celebramos la boda en la casa en la que nos conocimos. No había demasiados invitados, más bien fue algo íntimo. Sin duda puedo decir que fue el mejor día de mi vida. En un instante lo miré, estaba con los demás chicos, sonreía y hablaba tranquilamente con ellos, un escalofrío recorriendo mi espalda y mi corazón palpitando más rápido, como la primera vez, me hicieron saber que aquella era la fórmula, al fin había encontrado la felicidad, era él.

martes, 22 de enero de 2013

Capitulo 78

Mucho tiempo había pasado metida en mi piso, manteniendo el contacto mínimo con cualquier otro ser humano, tan solo para hacerme con las cosas imprescindibles, comida básicamente. Me encontraba vacía de alma y completamente exhausta con respecto a mis sentimientos. A pesar de haberme prometido a mí misma que no volvería a dudar la había vuelto a cagar, igual que la vez anterior, sin embargo, ellos seguían esperando una respuesta definitiva, una elección que no estaba segura si podía tomar y un regreso el cual no estaba segura de ser capaz de realizar. Estaba completamente convencida de que si esa “vuelta a casa” se producía la volvería a fastidiar, como tantas y tantas veces, y quizás de una forma peor.
Empezaba agobiarme de estar allí encerrada, por lo que me decidí a ir a dar un paseo por la ciudad. Cogí mis llaves y mis gafas de sol y salí a la calle. El tiempo era bueno, el sol brillaba con fuerza y escasas nubes con textura de algodón adornaban el celeste cielo, las calles estaban llenas de gente que iba de aquí para allá. Sonreí y aspiré con fuerza para después comenzar mi camino a ninguna parte.
Entré en un estanco y pedí un paquete de cigarrillos y un mechero. No fumaba desde que Zacky había estado en el hospital y aquel chico me había ofrecido uno, pero la verdad era que me había relajado y sinceramente, en ese momento lo necesitaba.
Tras salir del estanco abrí el paquete, saqué un cigarrillo y lo llevé a mis labios para después encenderlo con el mechero que acaba de comprar. Con una profunda calada hice que el humo recorriese mi organismo, expulsé el humo y me mordí el labio diciéndome a mí misma que no debería hacerlo. Me encogí de hombros y seguí mi paseo fumando y pensando en el gran problema que tenía. Debía darle una solución, evidentemente, no podía huir del problema y esperar que la solución llegase sola, porque no iba a ser así, debía afrontarlo pues yo era la causante.
-¡LAURA!- Oí a mis espaldas.
Arrugué la nariz y apreté los ojos. “Mierda…” Pensé. Reconocería esa voz en cualquier parte, alegre, estruendosa, chillona y animada. Lentamente me giré.
-Hola Patri.- Saludé.
-¿Qué haces aquí?- Dijo acercándose a mí. -¿Y por qué fumas?
-Pues, estoy aquí porque… He vuelto por un tiempo… Y fumo porque lo necesito.
-No fumes imbécil. ¿Dónde está Matt?
Esa pregunta hizo que el corazón se me encogiese, la sangre se me helase y mirase al suelo. Me quedé en silencio unos instantes, con la cabeza agachada para que el pelo me tapase la cara, entonces una lágrima fría rodó por mi mejilla.
-Hey, hey, hey, ¿qué ocurre?
-La he cagado…
Durante todo el trayecto de vuelta a casa le había contado a Patri lo sucedido, mis dudas, mis errores, el accidente. Todo, sin obviar detalle alguno y haciéndome responsable de todo desastre desencadenado.
-Pero... Alguno preferirás, ¿no?- preguntó Patri una vez le había servido el café, ya en casa, y había terminado mi relato.
-No... Bueno, no lo sé, estoy confundida y odio estarlo... Le he hecho daño a ambos... He jugado con los dos, sobretodo con Matt, y míralos, aún esperan una respuesta...
-Bueno... Yo mucho no puedo decir... No es una decisión fácil, desde luego... Yo creo que... Deberías esperar a tenerlo realmente claro, pero claro sin ninguna duda, y entonces regresar, y si el elegido aún te espera... ¡Pues seréis felices!
-Es fácil de decir y difícil de hacer...
Los minutos transcurrían como segundos y las horas como minutos charlando con mi vieja amiga. Para cuando nos quisimos dar cuenta, las estrellas ya adornaban el cielo y la luna brillaba completa en lo alto.
-Debo irme.- Anunció Patri cuando dieron las diez en el reloj. -Un placer haberte visto... Espero que te vaya bien.
La acompañé a la puerta y me despedí de ella con un cálido abrazo que me reconfortó profundamente. Volví a entrar en la casa y cerrando la puerta con la espalda me quedé apoyada en ésta con la mirada perdida. ¿Qué hacer cuando la felicidad o las desgracia de alguien está en tus manos? Más aún sabiendo que de una forma u otra, se tome la decisión que se tome alguien saldrá perjudicado.
Me había ido a la cama temprano aunque realmente no había dormido en absoluto y el poco tiempo en que lo había hecho mi descanso se había visto perturbado por incesantes y angustiosas pesadillas. Había estado toda la noche dando vueltas en la cama, pensando qué hacer, formulando preguntas e intentado hallar respuestas, y, finalmente, había llegado a una conclusión. La solución era: ninguno de los dos. Sí, quizá me fuera a resultar duro, muy duro, y quizás no solo a mí pero, pensaba que de ese modo se acabarían las dudas. Después de desayunar me puse a buscar en internet un vuelo a California que saliera lo antes posible, estaba desesperada por zanjar ya el tema, no por mí, pues aún me quedaba largo tiempo que darle vueltas, había mucho que olvidar y aún quedaban amargas lágrimas que derramar.
-¡Bingo!- dije en voz alta al ver un vuelo no excesivamente caro que salía esa misma noche a las 4 de la madrugada.
Lo compré sin pensármelo dos veces. Debía hacerlo. Debía dejarlos en paz de una vez por todas, librarlos de la carga de mi presencia, del sufrimiento de esperarme, del dolor de mi juego estúpido e inconsciente.
En cuanto terminé de desayunar y recoger la cocina corrí a preparar todo para mi viaje: maletas, pasaporte, dinero, conciencia, palabras, sentimientos... Al coger un montón de ropa, una foto jugueteó en el aire unos instantes, dibujando extrañas formas en el aire hasta posarse delicadamente en el suelo. Me puse en cuclillas y la cogí, en cuanto vi la imagen que había quedado capturada para siempre en aquel trozo de papel el corazón me dio un vuelco, un escalofrío recorrió mi espalda y el bello se me puso de punta. Delante de mí tenía la solución, y ahora veía claro cuál era la siguiente acción que debía realizar. El juego había terminado. 
El taxi me esperaba en la puerta, las maletas estaban listas y yo también. Había estado todo el día tremendamente nerviosa, y no sin razón, pues la decisión que había tomado cambiaría radicalmente mi vida y la de más gente. Definitivamente esa era la correcta. Con una sonrisa en la cara, el ánimo alto y la esperanza de que todo fuera bien llena subí al taxi e indiqué al conductor, un hombre de mediana edad, rubio y algo regordete, el lugar al que debía llegarme. Llegué al aeropuerto justo cuando el primer aviso para embarcar en mi vuelo sonó. Facturé las maletas rápidamente y corrí a la puerta de embarque. Los minutos de espera a que el avión despegase se me hicieron eternos, por no hablar de las infernales 14 horas de viaje hasta llegar a mi destino. Cuando llegué a California eran las 9 de la mañana (hora californiana) estaba absolutamente agotada y pensé que los chicos aún dormirían así que antes de pedir un taxi para ir a la casa, tomé un café bien cargado en la cafetería del aeropuerto que consiguió despejarme. A las 10:30 me decidí a pedir el taxi. Estaba nerviosa, muy nerviosa. Casi tanto como la primera vez que estuve allí. Había pasado mucho tiempo en el aeropuerto, de un lado para otro dándole vueltas a las palabras más indicadas. No paraba de preguntarme qué pasaría y cómo reaccionarían.
A las 10:55 estaba a las puertas de la casa. Largos minutos de indecisión pasaron. Empecé a ver movimiento en la casa, me armé de valor y toqué a la puerta. Lentamente ésta se abrió, dejándome ver los preciosos ojos de Zacky, cuando me fue posible me lancé contra él y lo abracé con todas mis fuerzas.

viernes, 28 de diciembre de 2012

Capitulo 77


Largos días habían pasado. Zacky había vuelto a casa, aún necesitaba algunas atenciones pero nada que nosotros no pudiéramos proporcionarle. Me encontraba como una extraña en un lugar en el que escaso, muy, muy escaso tiempo atrás, había considerado un hogar. Yo estaba fría, hablaba poco y me sumía en mis pensamientos en repetidas ocasiones, Zacky no abordaba el tema y supuse que prefería no hablar de ello, mientras que Matt, por su parte, intentaba ser todo lo cariñoso que le era posible y, en reiteradas ocasiones, me había preguntado si había hecho él algo mal o si me ocurría algo, a lo que yo respondía con evasivas. 
Largas horas de reflexión habían hecho que tomase una decisión. Una simple idea había ido cobrando fuerza hasta que se había convertido en una acción que estaba convencida de realizar. No podía continuar así, tal y como estaba yendo todo. Debía dejar de evitar los besos y los cariños de Matt, el contacto directo con él y Zacky, que había intentado restringir a lo mínimo.
-Me voy...- anuncié mientras almorzábamos como si, de una noticia más se tratase.
El silencio reinó largos instantes entre los presente, qué, supuse en ningún momento esperaban que semejantes palabras emanasen de mi boca.
-¿Cómo que te vas?- preguntó Matt con cara de asombro y mirada interrogante.
-A España, me vuelvo a España.- Contesté con firmeza. -Dudo volver y espero que ésta vez... No vaya nadie en mi busca...
Más miradas de asombro y un inaudible murmullo.
-¿Po... P... Por qué?- logró decir Matt.
-Debo hacerlo, estoy engañándome, y os estoy engañando a vosotros, no puedo obviar que aquí pasa algo...- Comencé.- Matt, te quiero... Te quiero con locura, pero, no soporto engañarte fingiendo que... Zacky no es nada para mí... Porque... Realmente lo es... Y... Me voy hoy mismo...
Silencio, más silencio. Nuevamente había liado una gorda, pero ésta me parecía la mejor solución.
-Vuelve...- masculló Zacky.- Tienes que volver... Esperaremos... Bueno... Esperaré, al menos yo... Tómate tu tiempo... Decide y vuelve... Si es él... Me resignaré y ya está... También como si lo es otro... Pero vuelve...
Sus palabras hicieron que mis claros pensamientos y mis firmes decisiones se emborronasen. ¿Era esa mejor solución? Sí, posiblemente era mejor. No podía dejarlos así, sin más, era de cobardes huir de los problemas tal y como había planeado hacerlo. Matt se levantó de la mesa y abandonó la sala interrumpiendo mi discurrir. Una cosa estaba clara: debía irme, al menos por un tiempo.
Me levanté de la mesa y salí de la sala, no para seguir a Matt, si no, para preparar mis maletas. Subí al piso de arriba y caminé hasta mi habitación, donde también se encontraba Matt. Despacio y en silencio metí toda mi ropa y enseres personales en las maletas, una vez terminé ésta tarea miré a el hombre que estaba allí conmigo.
-Me voy...- Empecé a despedirme.- Adiós...
Al no obtener respuesta salí de la habitación, bajé las escaleras y en el piso de abajo me despedí de todos. Zacky me hizo prometer que volvería y todos me dijeron que debía dar señales de vida lo antes posible, no como la última vez. Con todas estas promesas, despedidas, remordimientos, culpabilidad, añoranza, recuerdos, deseos e inquietudes partí hacía el aeropuerto, una vez allí compré mi billete y esperé a que el aviso para embarcar se produjese.
Cuando el primer aviso se realizó me levanté, cogí mi equipaje de mano y me encaminé hasta las puertas de embarque.
Me encontraba a mitad de camino cuando algo me detuvo. Una mano se posó en mi hombro, muy familiar para mí, que hizo que se me saltasen las lágrimas. Antes de girarme, para encontrarme de frente con el dueño de ésta mano, me mordí el labio inferior y arrugué con fuerza los ojos, para que las lágrimas desapareciesen. Una vez hecho esto, despacio, muy despacio me di la vuelta para tener ante mí al hombre al que tanto quería, a ese que tanto había hecho por mí, que tantos momentos de ensueño me había hecho vivir, él que me hacía sentir única y especial, protegida y amada, y al que tanto daño le había causado.
-Hola Matt...
-Cariño... Hmm... Laura... Siento no haberte contestado antes... No puedo ser borde contigo, ni estar enfadado, no quiero perderte, ni quiero que te vayas... Pero si no puedo evitar… Ninguna de las dos cosas quiero que sepas que... Espero que seas feliz. Ante todo espero eso... Y si te vas... Al menos quiero decirte que, deseo que vuelvas y que... Te voy a esperar... Sea lo que sea lo que decidas, espero tu regreso. Te quiero, te quiero mucho... Y, espero que esto solo sea un hasta pronto...
Tras estas palabras el alma se me cayó a los pies. No merecía esta comprensión, no merecía nada, pero aún así había venido a despedirse, y a decirme que me quería. Mis mejillas volvían a estar húmedas, me acerqué a él y lo abracé con fuerza, queriendo guardar el recuerdo de su olor, de su contacto, de su calor y de su amor, deseaba mantenerlo conmigo porque quizás las sensaciones que me transmitía me ayudasen a tomar una decisión.
-Volveré...- Le aseguré.- Te lo prometo.
El último aviso sonó por megafonía y tras otro fuerte abrazo nos despedimos con un melancólico "hasta pronto" que resonó en mi mente durante todo el viaje. 

Capitulo 76


Cruzaba los pasillos del hospital apretando con fuerza la mano de Matt y seguida de todos los demás, a cada puerta que superábamos mi nerviosismo aumentaba. Imágenes se iban sucediendo en mi mente, recreaciones inventadas por mi subconsciente referentes al accidente.
Matt me cogía con fuerza y me apretaba contra él, como si quisiese así protegerme del dolor que podía haberme causado la situación o el estado en el que nos fuésemos a encontrar a Zacky. Nos quedamos quietos todos delante de la habitación de éste, ninguno se atrevía a pasar.
 No estaba segura de si sería capaz de volver a hablar con él. Desde el momento en que me enteré del accidente había temido perderlo. La sensación de angustia continua me asfixiaba más y más a cada minuto transcurrido. Las preguntas se amontonaban en mi cabeza creando la sensación de que me iba a estallar. Me culpaba, y seguía convencida de que así era, no había más: la culpable era yo. Sin duda, esta fuerte preocupación dejaba al descubierto intensos sentimientos hacia Zacky. No conseguía superar lo nuestro, si es que realmente existió algo nuestro.
Me solté de la mano de Matt, abrí la puerta de la habitación y corrí hasta el lugar en que descansaba Zacky. A mis ojos acudieron las lágrimas, que llevaban contenidas dentro de mí largo tiempo, éstas finalmente se deslizaron por mis pálidas mejillas al observar los maravillosos ojos de Zacky entreabiertos, clavados en los míos.
 -Princesa...- dijo él casi en un susurro.
 El corazón me dio un vuelco al escuchar su voz, profunda y sexy, dirigiéndose a mí. Sonreí entre lágrimas y me acerqué a él para abrazarlo. Noté su calor corporal, reconfortante, familiar, ese que tanto echaba de menos. Éste contrastaba con el frío que desprendían las rudimentarias sábanas que a su alrededor se hallaban. Posé mi mano en su cara, y lo acaricié apartándole un rebelde mechón negro que podría molestarle.
Me aparté de su lado, aún sonriéndole, no quería privar a los demás chicos, que en mi opinión tenían más derecho que yo a estar con él, de que le brindases a Zacky todo el apoyo, ánimo, tristeza, esperanza, desilusión, miedo y todas esas sensaciones que sentían o habían sentido. Uno a uno, se fueron acercando, los abrazos y las frases de cariño se fueron mostrando inexorablemente y yo, desde la distancia observé cada gesto, oí cada palabra y archivé en mi disco duro cada imagen, recuerdos imborrables de un momento único, que había tenido la oportunidad de vivir, y que sin duda, me atormentaría algún tiempo. Sonreía feliz de que Zacky se hubiese recuperado, largo rato estuvimos todos junto a nuestro pobre herido hasta que una petición hizo que todos abandonasen la sala, para que en ella solo quedásemos Zacky yo.
"Dejadnos solos, necesito hablar con ella." Un silencio incómodo se instaló en la estancia tras éstas palabras. Miradas de asombro y confusión. Todos los ojos se clavaron en Matt y en mí, nos observaban a intervalos regulares esperando la aprobación de dicha petición. Finalmente, tras largos segundos, Matt asintió y se levantó, me miró a los ojos, me sonrió y besó. Después de esto abandonó la fría y triste habitación seguido por Johnny, Synyster y Jimmy. Instantes de silencio después de que la puerta se cerrera, mi mano buscó la de Zacky y se aferró a ésta tras encontrarla. 
-He pasado mucho miedo...- sonó mi voz temblorosa.- Creía que te perdería para siempre...
Noté como él apretaba con más fuerza aún mi mano.
  -Ya sabes lo que siento yo todo el rato...- soltó él haciendo que sus palabras me hirieran como mil puñales, por ser ciertas más que por otra cosa.
 No encontré palabras para contestar a eso, él tenía razón, ¿qué podía decir? 
 - Zacky yo... - Dije a punto de echarme a llorar.
-Eh, eh… No pasa nada, estoy bien...- dijo Zacky con lagrimas en los ojos.
Lo abracé nuevamente, haciendo que mi interior ardiese en una pasión oculta que con tan solo un leve roce estallaba. Poco a poco Zacky fue separándose de mí, me cogió la cara con las dos manos y me miró a los ojos. No sabía que decir o que hacer, mi mente era un hervidero de sensaciones y pensamientos, solo podía mirar aquellos preciosos ojos llenos de lagrimas.-No importa... No debería haberte dicho eso... Quiero que seas feliz... Yo... Es que… Te quiero y no quiero separarme de ti ¿vale? No puedo soportar no tenerte… Puede ser egoísta pero… Solo quiero ser feliz de una puta vez.- Dijo sin apartar la mirada.
 A mí me costaba seguir mirándolo a los ojos, me hería hacerlo, me costaba mucho. Observé sus mejillas húmedas por las lágrimas, éstas hicieron que el corazón me doliese, que el alma se resquebrajase y que la sensación de culpa se fortificase.
-Zacky yo... lo siento, todo esto ha sido culpa mía, nada de esto debería haber pasado... Yo solo quería...
-Shh… Tranquila.- dijo deteniendo mis palabras y abrazándome una vez más 
Tenia miedo de cometer de nuevo ese fatídico error, el error de estar con dos personas, de no tener claros mis sentimientos, pero era así, aún no tenía nada claro. Seguía siendo la misma, por mucho que me quisiese autoconvencer de que había cambiado, pero eso no era más que una sarta de mentiras que intentaba meter en mi mente, para así asimilarlo y actuar de una vez por todas como era debido. Aunque no, no funcionaba. ¿Pero qué podía hacer? La cabeza me decía una cosa y el corazón dos.
 -Si no puede ser conmigo… Espero que al menos tú si consigas ser feliz… Porque…
No pude contenerme ni un segundo más, interrumpiendo su frase acerqué mis labios a los suyos, dulces, suaves, sabrosos y deseados, me sentí mal al instante de hacerlo, pero a la vez, liberada y en paz con una parte de mí, como si mi interior ardiese en dos mitades y una de ellas hubiese sido sofocada mientras que en la otra el fuego hubiese sido avivado.
-Lo siento. No he debido he debido hacerlo...- dije alejándome de él como si tuviese alguna enfermedad contagiosa. -Me voy...- sentencié saliendo de la habitación.
Maldije mil veces mi actitud de niñata caprichosa, aunque maldecir de nada sirviese, caminé por el hospital apesadumbrada y ensimismada hasta que encontré a los chicos que inmediatamente me preguntaron qué había ocurrido.
-Nada, -mentí- me ha preguntado sobre cómo hemos estado y poco más... Se le ve apagado...
Matt me rodeó con el brazo y me besó en la frente.
-Tranquila cariño, se va a poner bien.- Me animó haciendo que me sintiera una horrorosa persona como realmente me consideraba que era.
La angustia acudió de nuevo a mí, la había jodido, sin lugar a dudas así era. Mi actitud merecía castigo, y de una forma u otra estaba segura que llegaría. Necesitaba irme de allí, de nuevo, sola y pensaba fríamente en la idea de volver a abandonar todo aquello, quizás esta vez para siempre.

Capitulo 75


Salí a la calle a tomar el aire. Lo necesitaba. Aún estaba algo mareada y me temblaba levente el cuerpo por los nervios. Un chico joven en la puerta del hospital me ofreció un cigarrillo y lo acepté. Solo había fumado una vez en mi vida pero quizás eso me liberase un poco del estrés. Andaba de aquí para allá, dando caladas al cigarro que el chico me había dado, de vez en cuando tosía por no estar acostumbrada a fumar. No paraba de moverme. No podía. Todo había pasado demasiado rápido. En primer lugar Zacky estaba en coma por haber tenido un accidente de coche a las tantas de la noche, y en segundo lugar estaba empezando a dudar de nuevo. Volvía a los viejos tiempos. ¿Es que no había aprendido de los errores? Me senté en el suelo, me levante, me volví a sentar, volví a levatarme y di una vuelta entera al hospital. No podía seguir así. Tenía que ser fuerte y tenía que animar a los demás. Intenté relajarme y me dirigí a la sala de espera.
-Hola chicos, ¿cómo estáis? Oye, no pongáis esas caras. Zacky se recuperará, él es fuerte.
-¿Cómo estás tan segura?
-Confio en él. Puede salir de esta.
Observé uno por uno a los chicos. Tenían los ojos hinchados y presentaban un aspecto de abatimiento muy poco común en ellos. Evidentemente era normal. Me sentí fatal por aparecer allí con esa sonrisa de tonta.
-¿Dónde está Matt?- pregunté poniéndome más seria.
-En la cafeteria, dijo que fueras
-Vale…
Me di la vuelta y caminé hasta la cafetería. Paseé un poco la vista por allí y cuando por fin encontré a Matt me acerqué a él.
-Hola cariño… ¿Cómo estás?
Le cogí de la mano, le di un beso en la mejilla y me senté a su lado.
-Me siento fatal, no puedo parar de pensar en Zacky. ¿Y si no se recupera? ¿Y si ya nunca volvemos a hablar?
Los ojos se me llenaron de lágrimas. Jamás había visto a Matt tan vulnerable. Me acerqué a él y lo abracé.
-Ni digas eso… Zacky va a ponerse bien…
Me cogió de la cintura y me apartó un poco de él.
-Hueles a tabaco…
-No… No… Yo no…
-¡LAURA! ¡MATT! TENGO NOTICIAS SOBRE ZACKY!
Matt y yo nos miramos, nos levantamos de golpe tirando las sillas y corrimos hasta Syn.
-¡¿Qué pasa?!
-¡Zacky está mejorando! ¡Ya podemos entrar a verlo!
-¡Joder! ¡JODER!

Capitulo 74


-¿Qué te han dicho? Cariño, ¿qué pasa?
Las palabras se quedaban atrancadas en mi garganta. Era incapaz de exponer los hechos. Zacky, mi Zacky, había tenido un accidente. Los segundos iban pasando y yo poco a poco lo iba asimilando. Levanté la cabeza y miré a Matt con lágrimas en los ojos. Se le veía preocupado.
-Es Zacky… Ha tenido un accidente
-¡¿Qué?! ¡Joder! ¡Tenemos que ir al hospital! ¿Qué ha pasado?
Era incapaz de reaccionar, los músculos no me respondían. Matt se levantó y corrió al vestidor me lanzó algo de ropa y me zarandeó un poco.
-¡Vamos Laura!
Veía algo borroso y todo me daba vueltas. Matt siguió zarandeándome y gritando que teníamos que irnos. Lo miré y poco a poco la bruma que nublaba mi vista desaparió. Agité levemente la cabeza y asentí. Rápidamente me hice con mi ropa y me puse a vestirme.
-¡Tenemos que avisar a los demás! ¡Diles que vamos nosotros primero y que luego vayan ellos!
Corrí al cuarto de Johnny y empecé a darle empujones. Una vez se despertó le expliqué entre lágrimas lo que había pasado. Habitación por habitación fui despertándolos e informándolos de todo lo ocurrido.
En seguida todos estaban levantados. Nos reunimos en la entrada. Se podía leer la conmoción en nuestras caras. Nadie decía nada hasta que Johnny rompió el silencio.
-¿Pero como ha pasado?
-No lo sé…- Dije intentando no llorar.- No tengo ni idea… Quizás no sea grave… Ahora me lo explicarán…
-En cuanto estemos listos vamos para allá… Iros vosotros ya.
Synyster me miró a los ojos, se acercó a mí y me abrazó. Él sabía perfectamente lo que yo sentía por Zacky, aunque no se lo dijera. No hacía falta. Él me comprendía. Era un gran apoyo.
-Tranquila, a lo mejor no le ha pasado nada grave y esta esperando que lo recojamos.- Me dijo al oído haciendo que las lágrimas volviesen a deslizarse por mis pálidas mejillas.
-Ojalá Syn… Ojalá… Adiós…
Matt y yo salimos a toda prisa de la casa, nos subimos en el coche y pusimos rumbo al hospital.
Matt me miró y me sonrió.
-Tienes que ser fuerte, ¿vale? Zacky va a estar bien seguro. Ten fé. Y diga lo que diga el doctor, no te vengas abajo.
Le sonreí e interiormente le agradecí esas palabras. Sabía que él estaría a mi lado si a Zacky le pasaba algo, y yo al suyo.
Cuando llegamos al hospital inmediatamente me dirigí a preguntar por Zacky, una señora me indicó que esperase y al rato un señor vestido de verde se acercó a Matt y a mí.
-¿Eres Laura Baker?
-¡Sí! ¿Dónde está Zacky? ¡¿Qué ha pasado?!
Me hizo un gesto con la mano, echó a andar y lo seguí.
-Ha sido grave…
Tras esas palabras el alma se me cayó a los pies, el corazón se me detuvo y la sangré se me heló en las venas.
-El coche ha quedado completamente destrozado. Él está en coma, varias costillas rotas, pierna fracturada, algunos ematomas y le han hecho unas cuantas pruebas. Ahora mismo no sabemos mucho más, podría tener pérdidas de memoria, estar perfecatamente, o en el peor de los casos… Morir… Tenemos que esperar a ver como reacciona durante las próximas 24 horas.
Me detuve, puse una mano en la pared y otra apoyada en el pecho. Notaba como me estaba ahogando y como la vista volvía a nublarse. “En coma… Morir…” esas palabras resonaban en mi mente.
-¿Se encuentra bien?
Matt me puso la mano en el hombro. Noté como todo daba vueltas y de repente oscuridad.
Abrí los ojos muy, muy lentamente, la luz cegadora que provenía del techo me hizo entrecerrarlos de nuevo. Cuando conseguí ver con más nitidez divisé a Matt desde abajo. Estaba tumbada sobre sus piernas y él me acariciaba el pelo.
-¿Cómo estás?- Me dijo en cuanto me vio con los ojos abiertos.
-Bien… ¿Qué me ha pasado?
-Te has desmayado… Te he cogido a tiempo… 
-¡¿Cómo está?!- Oí gritar a alguien.- ¿SABÉIS ALGO?
Vi a los demás correr hasta nosotros me incorporé y miré a Syn a los ojos.
-Está en coma…
Me eché a llorar y rápidamente Synyster me abrazó. Todo aquello era demasiado para a mí. Parecía que todo lo vivido junto a ellos había pasado en menos de una semana. Quién me iba a decir a mí, una simple fan, que me vería en esas circunstancias. Era impensable. Y no lo merecía.